en Cautiverio
En esta ocasión la vitrina fue mi aliada...
Este proyecto comenzó con la invitación a intervenir una vitrina ubicada en la zona céntrica y comercial de la ciudad de Torreón, Coahuila. Esta vitrina es conocida por albergar a Rastro Galería, una iniciativa local y autogestiva para exponer arte contemporáneo.
En Cautiverio es mi primer encuentro con una vitrina real después de haber explorado los códigos del escaparate y el aparador. Asimismo, es un extracto de una narrativa que parte de un simulacro sobre la naturaleza: una taxidermia mal ejecutada, con tintes de femme fatale y decadencia de vitrina.
Y allí estaba yo, frente a una vitrina, con el deseo aferrado a lo que se exhibía dentro.
–¿Pero qué era? –preguntó–. ¿Alcanzaste a ver el precio?
Respondí que aquello me hizo sentir carente, mientras mi cuerpo se ensanchaba y mis expectativas se tensaban.
Hace tiempo pienso en las vitrinas como dispositivos que alteran y perturban el orden, como si un hechizo sometiera la mirada y dejara el cuerpo a merced del impulso. En esta ocasión, la vitrina será mi aliada. Intentaré encerrar allí una taxidermia malograda: un felino agonizante que capturé en un desierto. Esta bestia no está completa; es apenas un cascarón sin voluntad. Y aun así, en su decadencia, se acompaña de los últimos vestigios que prueban que alguna vez existió salvaje y libre: un pseudo paisaje impreso y un rugido intermitente.
–Hoy logré pasar por la calle de la vitrina. No vi al animal –dijo–. Había un maniquí de mujer, con el rímel corrido y un abrigo de mink.